jueves, 29 de noviembre de 2007

¿Para qué sirve la tutoría?


Una de las ideas centrales de la tutoría universitaria descansa en la creencia de que en este nivel académico los estudiantes enfrentan un cambio existencial que, de no ser bien entendido, puede desencadenarse en una crisis y materializarse en una baja, parcial o total, en el rendimiento de los alumnos.

Por esta razón, la tutoría universitaria suele ofrecerse, primordialmente, a los estudiantes de nuevo ingreso, y procura facilitar el tránsito de los alumnos por ese camino escabroso y lleno de obstáculos y dificultades que suele llamarse Universidad.

Así que, si fuera posible plantear una respuesta sencilla a la pregunta que da título a esta entrada de nuestro Blog, podríamos resumirla en tres puntos:

1. La tutoría debe tener como fin la transmisión de información sobre asuntos universitarios y vocacionales del tutor al aprendiz, en una relación persona a persona, y en la cual el pupilo debe salir beneficiado por la experiencia de su tutor.
2. La tutoría debe estar orientada a la solución de los problemas que el estudiante enfrenta durante su ingreso a la universidad. Aunque aquí hay que tener muy en claro una cosa: un estudiante que enfrenta problemas, no es un estudiante problemático. Y es que muchos estudiantes piensan que la tutoría es para estudiantes “problemáticos”, lo que provoca que aquellos estudiantes “normales” sientan que la tutoría no es para ellos. Pero no, la cosa no es así. Por esta razón, en la siguiente edición de Tutorestación revisaremos la diferencia entre un estudiante con problemas y un estudiante problemático.
3. La tutoría debe diseñarse para llevar un registro y realizar una evaluación periódica del desarrollo y la transformación del estudiante preparatoriano en estudiante universitario.

Siendo así, y si tomamos y aceptamos como sensatas estas respuestas a la pregunta de Para qué sirve la tutoría, debería quedarnos claro que, tanto tutores como aprendices, pueden beneficiarse, en realidad, de este proceso educativo conocido como la tutoría. Así que ya sabes: ¡¡¡Enfrenta tus temores; Visita a tu tutor; Ponlo a trabajar y no te arrepentirás!!!

miércoles, 14 de noviembre de 2007

La Universidad: La muralla que divide todo lo que fue de lo que será

Muchos de nosotros llegamos a pensar que no la vamos hacer en la universidad o en ningún otro espacio educativo de nivel superior. En la Uni los cambios son demasiados: tenemos libertad a manos llenas y, no está junto a nosotros ningún dictador indicándonos lo que tenemos que hacer ni los molestos prefectos de la prepa: sólo nos acompaña un profesor que nos da la pauta para seguir el mejor camino.
Sin embargo, lejos de representar una experiencia agradable, este aparente exceso de libertad desata nuestra preocupación, pues en la vida académica a la que estábamos acostumbrados siempre se dejaba muy poco a nuestro criterio y consideración. Por lo tanto, nuestro ingreso a la universidad se convierte en un enigma de retos constantes, que nos hace considerar la posibilidad del fracaso.
Pero no hay que confundir el sentimiento de angustia inicial con el fracaso académico en la universidad. El fracaso académico es otra cosa y para definirlo debemos considerar diversos puntos. Por ejemplo, un alumno que pasa excelentemente sus materias, pero que vive en un mundo psicológico, moral o social bastante problemático, puede estar condenado al “fracaso escolar”. Otro ejemplo para designar como “fracaso escolar” sería este: Cuando alguien pasa todas sus materias con seis (o cualquiera que sea el grado mínimo aprobatorio) sin esfuerzo alguno y sin trabajar con toda su capacidad, pudiendo obtener fácilmente un 10; eso puede ser considerado también un “fracaso escolar”. Parece conveniente, entonces, entender y utilizar el termino “fracaso escolar” con mucho cuidado.
Los siguientes son los principales focos rojos que el especialista en estudios sobre rendimiento escolar, y Secretario del Club de Directores de Preparatorias de Chicago, ha identificado como causas potenciales del “fracaso escolar”:
Que los alumnos carezcan de recursos económicos, y tengan que trabajar para pagar su escuela, lo que les quita tiempo de estudio.
Que tengan malos hábitos de estudio como:
No contar con apuntes para estudiar: los alumnos se aburren con facilidad, por lo tanto no toman apuntes en clase, o en otro caso se salen de estas mismas.
No hacer la tarea: como consecuencia de que no toman apuntes, no entienden la misma.
Mala comunicación con los Profesores: como consecuencia de esto, no piden su ayuda.

Entonces, no hay que confundirse: el miedo a la libertad no tiene nada que ver con el fracaso académico. El sentimiento de angustia que suele aparecer cuando recién se ingresa a la Universidad no es otra cosa que ese sentimiento de “Estar parados sobre la muralla que divide todo lo que fue de lo que será”. Los Enanitos Verdes seguro que sabían algo de ello
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